Saltar al contenido

Respecto a la palabra amén

agosto 27, 2013

Amen

Podemos usar la palabra amén tantas veces queramos cuando oramos. Comúnmente, solo se dice al finalizar la oración. Pero no existe razón alguna que nos impida decirla después de cada afirmación. La palabra amén de origen hebreo y significa: “así es que así sea, así será. También quiere decir “seguramente, “verdaderamente” o “es cierto». Cuando conocemos el significado de la palabra, podemos ver por qué es beneficioso usarla, tanto como queramos, después de haber dicho una oración positiva. Obviamente, no queremos usar la palabra amén  después de decir algo como: “Dios ayúdame, no tengo dinero y tengo hambre”. Estos son hechos de la condición aparente, pero no queremos afirmarlos diciendo “así es, que así sea, así será, ya que al hacerlo perpetuamos la condición de pobreza y hambre. Debemos ser cuidadosos y usar la palabra amén con frases de la Verdad y sólo la Verdad.

Por siglos personas devotas de distintas religiones han utilizado la palabra amén  al final de cualquier tipo de oración. Y tal vez, al hacerlo, ¿han estado ratificando las frases negativas que perpetúan las condiciones que no desean? No sabemos con certeza. Pero ciertamente nosotros podemos evitar hacerlo al no ratificar lo negativo.

Al afirmar aquello que  es verdadero solo aquello que refleja la actividad creativa de Dios, podemos ajustar consistentemente nuestro pensar para que  esté en concierto con lo real y, de este modo, establecer nuevos hábitos de pensamiento. Éste es un modo de cumplir con el consejo del apóstol Pablo:

“Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”.

Si orar con regularidad cambia. No cambia el modo como Dios te trata. Ya que no hay necesidad de cambiar el modo como Dios nos trata, porque la voluntad de Dios para toda su creación, que nos incluye a nosotros, es el bien absoluto. Orar nos cambia de manera que bloqueemos inadvertidamente la actividad de Dios, sino por el contrario cooperemos con ella.

Nuestras oraciones no cambian a los demás. Las otras personas  parecen cambiar cuando, gracias a la oración, cambiamos nuestra idea y comprensión acerca de ellas. Puede que ellos cambien al percibir la nueva idea y comprensión que tenemos de ellas, pero el cambio que vemos resulta gracias a nuestro cambio de percepción.

Hablando de otras personas, a menos que hayamos comenzado a practicar la oración positiva con otra persona, lo mejor es mantener privado nuestro momento de oración. Ya que todo el mundo no comprende el proceso de la oración positiva y la otra persona podría aburrirse o desconfiar, por tal motivo estaríamos poniendo un obstáculo en nuestro camino. Además aunque nuestra intención es compartir la práctica de la oración positiva con nuestros seres queridos para que ellos cosechen los beneficios que nosotros hemos cosechado, el resultado puede ser opuesto. Si ellos no están listos  para comenzar esta disciplina de oración, pueden malinterpretar nuestro entusiasmo y pensar que estamos tratando de forzarlos.

El mejor modo de alentar a alguien a practicarla oración positiva es dar ejemplo con nuestra vida de oración. Los buenos resultados hablarán por sí mismos y serán más convincentes que nuestras palabras. A medida que nuestras vidas se vuelven más ordenadas, nuestras circunstancias más prósperas, nuestros cuerpos más saludables, nuestro comportamiento más amable, nuestro trabajo más productivo y nuestra actitud más gozosa, las personas en nuestras vidas desearán saber cómo lo logramos. Entonces podremos compartir lo que conocemos de la oración positiva con ellos.   

«Hypatia Hasbrouch»

No comments yet

Deja un comentario